Pésame, Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido.
Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí, pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como tú.
Antes querría haber muerto que haberte ofendido, y propongo firmemente no pecar más y evitar todas las ocasiones próximas de pecado.
Amén.
Acto de contricción con María Madre de Misericordia
Madre misericordiosa, estoy como el buen ladrón, muy cerca de Tí, junto a la Cruz de Jesucristo… Haz que yo sienta en mi corazón tu vivo horror al pecado.
Que tu dureza virginal y tu incomparable perfección destruyan hasta las pequeñas manchas de mi alma.
Que la sangre divina de tu Hijo, derramada por mi culpa en la Cruz, borre siempre todas mis iniquidades.
Haz que mi confesión sea seria… mi contrición sea profunda…mi propósito sea inquebrantable.