La comunión espiritual es una conexión o unión con Dios y con la comunidad cristiana. Se manifiesta en la relación personal con Dios y en la participación en la vida y el culto de la iglesia. También se manifiesta en la forma en que vivimos nuestras vidas y cómo servimos a los demás, siguiendo el ejemplo de Jesús y viviendo de acuerdo a sus enseñanzas. La comunión espiritual puede ser cultivada a través de la oración, la reflexión y la participación en los sacramentos, como la eucaristía.
Comunión espiritual oración
Creo, Jesús mío, que estáis realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Os amo sobre todas las cosas y deseo recibiros en mi alma. Pero como ahora no puedo recibiros sacramentado, venid a lo menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás Me aparte de Ti. Amén. (San Alfonso María de Ligorio) A vuestros pies, ¡oh mi Jesús!, me postro y os ofrezco el arrepentimiento de mi corazón contrito, que se hunde en la nada ante vuestra santísima presencia. Yo os adoro en el Sacramento de vuestro amor, la inefable Eucaristía, y deseo recibiros en la pobre morada que os ofrece el alma mía. Esperando la felicidad de la comunión sacramental, yo quiero poseeros en espíritu. Venid a mí, puesto que yo voy a Vos, ¡oh Jesús mío!, y que vuestro amor inflame todo mi ser en la vida y en la muerte. Creo en Vos y espero en Vos. Así sea. (Cardenal Rafael Merry del Val)
Explicamos que es la comunión espiritual
Hay varias razones por las que no podemos participar en la Eucaristía durante la Misa. Puede ser que estemos enfermos y no podamos asistir a la iglesia, o que no podamos salir de casa por circunstancias imprevistas o simplemente que no estemos en un estado de gracia o que queramos unirnos a Dios en el trabajo diario.
Cuando no podemos recibir la Sagrada Comunión, la Iglesia nos anima a hacer un acto de comunión espiritual, que es una forma de unirnos a Dios por medio de la oración. Es una manera hermosa de expresar nuestro deseo de estar unidos a Él cuando no podemos completar esa unión a través de la recepción de la Eucaristía.
Muchos santos han incorporado esta oración en su vida cotidiana, no conformes con recibir a Jesús en la Eucaristía una vez a la semana o incluso una vez al día. Para ellos, hacer un acto de comunión espiritual era una parte esencial de su vida y les acercaba a Dios a diario.
Por ejemplo, San Pío de Pietrelcina solía rezar la comunión espiritual varias veces al día, además de participar en la Misa. Deseaba estar siempre unido a Jesucristo en todo lo que hacía.